martes, 8 de febrero de 2011

DELHI

Ya estamos en India.

Llegamos a Delhi tarde, y aún más tarde al hotel, ya que el taxi que cogimos no sabía donde estaba y tuvo que ir a la central a preguntar.... al fin llegamos. Esto ya tenía que habernos dado una pista de cómo funciona este país, a base de comisíones y propinas que se dan unos a otros y que para el turista significa dejarse la cartera en cada esquina, además de tener que dar propina cuando la cuestión se podría zanjar con un "gracias por todo".




No sabemos como contaros este viaje sin discrepar seriamente de los que dicen que la India es un país acogedor para con los turistas, religioso, fastuoso en sus monumentos, místico, sorprendente, exótico, llamado a despertar la parte positiva de las personas que lo visitan y sus conciencias.... pero ésta no es la realidad que nos encontramos. 
Observatorio astrológico


Indian Gate

La percepción que hemos tenido es que aquí como en todo el mundo el turista es un palomo para desplumar, la religiosidad no nos ha rozado siquiera, los monumentos salvo honrosas excepciones son bastante repetitivos ( a menos que cambies de región), la mística se les supone, por sorprendente entendemos que se referirán a la inmensa cantidad de mierda que campa a sus anchas hasta en la puerta de los mas lujosos hoteles, exótico quizás por costumbres y atuendos, finalmente debemos tener la conciencia bloqueada porque ha entrado y ha salido sin ninguna mutación apreciable.

 
                                                                                                Purana Qila





Día 1: Nos despertamos y, como siempre que visitamos una ciudad, nos dispusimos a patearnos la calle para situarnos y conocer. El primer choque lo sufrimos en la puerta del hotel cuando la poca gente que había en la calle se nos echó encima para decirnos dónde teníamos que ir y advertirnos de que era muy peligroso caminar por la calle y lo más segura era dirigirse hacia el "mall".



Mezquita Jama Masjid


                                                                                    Fuerte Rojo de Delhi
Superados por las circunstancias, acabamos dirigiéndonos hacia donde nos decían, jugándonos la vida por primera vez al cruzar la calle, llena de coches que no paran y sin un semáforo. Cruzar una calle ( suelen tener varios carriles) es un auténtico ejercicio de supervivencia. Hay que atisbar un hueco y echar a correr sorteando los vehículos. Ni en El Cairo habíamos pasado tal acongojo para cruzar una calle. Ha habido veces que hemos  recorrido medio kilómetro de mas para cruzar por un semáforo (cuando la suerte nos regalaba uno).
Regla nº 1: la vida de los peatones tiene valor 0.

Fuerte Rojo de Delhi
El famoso mall era una calle apestosa llena de tiendas cochambrosas y donde los dependientes (como 10 por tienda) te asaltaban para que entraras. Salimos de allí como pudimos y vimos una estación de metro así que nos metimos y decicimos cambiar de zona.
Aparecimos en otra parte de la cuidad y seguimos caminando por calles infectas atestadas de gente harapienta y sucia, cabras y perros pulgosos y  tiendas aún más cochambrosas que las anteriores, que ellos llaman bazares y es donde compran lo que necesitan cada día.

Humayum´s Tomb

El suelo de la calle estaba destrozado y lleno de charcos que no eran de agua..., el olor a pis y caca lo invadía todo.... salimos de allí por patas. Buscamos una calle amplia que nos llevara de vuelta a la zona donde estaba el hotel y volvimos caminando por calles en las que solo veíamos coches y mierda (por suerte estaba mas esparcida y parecía menos), ya que los edificios y las casas estaban rodeadas de vallas y no se ve nada, ni un escaparte ni un jardín, nada, solo coches, pitidos y atascos.
El resto del día lo dedicamos a buscar en internet la forma de ir a Agra y a Jaipur, y sobre todo, a hacernos un lavado de cerebro para ver si nos poníamos a la altura de las circunstancias sin tener que sufrir mucho.


Dia 2: Sobre el mapa nos marcamos un recorrido para ver alguna de las maravillas que, se supone, hay en esta ciudad. Nos recorrimos parte de la vieja Delhi y visitamos Indian Gate, el Museo nacional, el Observatorio astronómico y la Mezquita Purana Qila. Fue un sobo ya que caminar por estas calles es jugarse la vida y las distancias entre un sitio y otro se hacen eternas porque no se ve más que coches y suciedad en cada esquina. Por suerte era una zona de hoteles y edificios oficiales y la porquería se disimulaba un poco. Regresamos al hotel exhaustos pero satisfechos, ya que conseguimos quitarnos de encima la mala sensación que teníamos del día anterior.




Qutab Minar



                                                                                         Birla Mandir
Día 3: En el hotel nos facilitaron el negociar con una agencia local una visita por Delhi en coche y visitamos lo que no habíamos visto el día anterior: Fuerte Rojo o Mezquita Lal Qila, Mezquita Jama Masjid, Humayun´s Tomb, Qutab Minar, Saldarjung´s Tomb y Birla Mandir. Fue un atracón de edificios, pero nuestra sorpresa iba en aumento al ver que las entradas eran un robo para lo que es el país ( 10 rupias los nacionales y 300 los turistas) y el estado de los edificios era lamentable, excepto la tumba de Humayun y el Qutab Minar, que es espectacular. El entorno alrededor de estos edificios era lamentable: suciedad  y porquería en cada rincón, por lo que aunque fuera bonito el edificio perdía toda la gracia.
Al terminar el día, con la misma agencia que nos había llevado negociamos los viajes a Agra y a Jaipur, después de regatear y quedarte al final con la certeza de que te han timado a pesar de haberte esforzado para que no ocurriera.

Día 4: ¡Por fin vamos a Agra a visitar el Taj Majal y el Fuerte Rojo! (no es el de Delhi, es que en cada ciudad construían uno).
Madrugamos mucho, pero es que la distancia de 250 km nos costó 4h hacerla debido al tráfico y a lo kamikaces que son conduciendo (en más de un momento temimos que no volveríamos a casa).



Entrada a Taj Mahal



Taj Mahal

En Agra nos esperaba un guía que hablaba español y que nos facilitó mucho las cosas.
Esto fue lo mejor de todo ¡TAJ MAHAL!. Es impresionante, es una belleza y supera todas las fotos que hayáis visto. Sólo por ver esta preciosidad ha merecido la pena venir hasta aquí. Está bastante cuidado a pesar de la cantidad de gente que viene (nos contaron que había días que recibian 90.000 visitas!).






Nos hubiéramos quedado allí el día entero, pero.... volvimos a la realidad en cuanto cruzamos la puerta de salida y cientos de vendedores se nos echaron encima.
Después nos llevaron a la consabida tienda de piedras preciosas del primo del guía o del dueño de la agencia (no sabemos quién se lleva la comisión) y de mala gana atendimos las explicaciones de cómo incrustan piedras preciosas y semipreciosas en marmol ¡hubiéramos preferido pasar ese rato contemplando el Taj mahal, j...r!.



La siguiente parada fue el Fuerte Rojo, que era un conjunto de edificios construidos por el Saha (como Maharajá) de la zona: su palacio, el palacio de las mujeres, la mezquita y la edificio para recibir a las visitas. Estaba, también, bastante cuidado y se adivinaba la majestuosidad que debía haber tenido.


                                                 Fuerte Rojo en Agra



Después de esto llegamos a la conclusión de que para hacer justicia a estos monumentos el ejercicio de imaginación que hay que hacer para eliminar de tu mente la suciedad, los rastros de mierda en las paredes y todo lo feo que lo rodea es tal que te agotas y no se puede captar la esencia de lo que fue.
De vuelta al coche y otras 4 horas de viaje suicida por la carretera.



Fuerte Rojo en Agra


Día 5: Un madrugón mayor que el del día anterior, ya que aunque la distancia hasta Jaipur es parecida a la de Agra, la carretera lleva más tráfico y está en obras ¡toda entera! Nos costó casi 5h llegar, rompiendo con todas las normas de tráfico habidas en el mundo mundial y llegando con los pelos de punta ¡menos mal que en el coche se podía fumar!.



                                                       Calle de Jaipur


Jaipur es la capital de Rajastan, donde vivieron los famosos Maharajás de la India y donde se supone que se puede respirar la esencia misma de la India más profunda (¡no os podéis imaginar el olor, ja, ja,ja!), con templos hinduístas y ofrendas a Krishna, Visnú y a todos los dioses en los que creen.
Si el viaje nos pareció espeluznante, circular por Jaipur es de lo peor.

Fuerte Amber

Cientos de autobuses y coches de turistas unidos al ya de por sí caótico frenesí de los conductores locales mezclados con elefantes y camellos tirando de carros por calles estrechas, salpicadas de vacas y cerdos negros campando a sus anchas, mientras el guardia urbano dormita sentado en su garita y abre de vez en cuando el ojo para cerrarlo enseguida porque.. yo lo entiendo, es mejor no meterse en ese "fregao".


                                                         Fuerte Amber


A pesar de las dificultades, nuestro "Kamikaze" chófer consiguió llegar al punto de encuentro con el guía que chapurreaba español y llevarnos a la primera parada del día: el fuerte Amber. Otro palacio para el Maharajá local. Decidimos no subir en elefante, ya habíamos tenido bastante y llevábamos el culo suficientemente "pelao". La verdad es que está bastante bien conservado y te puedes hacer una idea de cómo vivían.

Fuerte Amber


La siguiente parada fue a la tienda del primo del colega que era "experto" en trabajar las piedras preciosas y semi, plata y oro. ¡Qué aburrimiento y como abusan del tiempo y del dinero de los turistas!.


De allí fuimos a visitar el Palacio de los Vientos, del que no queda más que la fachada. Fue construido por el Maraha para la Maharani, para que no se aburriera mucho, ya que no la dejaba salir de casa y así podía ver la calle ¡sin comentarios!. La verdad es que es impresionante, pero le quita la gracia el entorno, en plena calle principal con todo el caos y ajetreo diario.



                                              Palacio de los Vientos


Hicimos la siguiente parada en el City Palace. Aquí vive el actual Maharajá de Jaipur (que tiene dinero pero no poder real) y deja parte del complejo para que lo visiten, disfrutando así de unos cuantiosos ingresos extras. Aquí si que nos hicimos una idea de cómo vivían, ya que tiene una buena colección de salas con los muebles, armas, vestidos y todo lo que usaban.
Declinando la oferta de visitar a otro primo del guía experto en telas nos dispusimos a regresar a Delhi, rezando para que llegáramos sanos y salvos.


City Palace


Día 6: Descansados y con ganas de más decidimos conocer la parte moderna de Delhi. Nos subimos al metro y después de casi una hora llegamos a la zona de Gurgaon, donde se encuentran los rascacielos que debe tener una ciudad moderna que se precie. Sí, los encontramos, pero el entorno no cambió: alrededor del super mall y del rascacielos sólo había mierda, pobreza, suciedad, vacas y calles llenas de ruidoso tráfico.
Un poco decepcionados volvimos al hotel a descansar.

Día 7: No nos esforzamos más.  Salimos a dar una vuelta por los alrededores del hotel, comprar algunas postales y poco más. El resto del día lo dedicamos a descansar y a escribir en el blog, que nos ha servido un poco de terapia de desahogo. ¡Gracias por escucharnos!.
Podemos parecer un poco excépticos, pero creemos haber visitado un país diferente al que nos habían contado. No hemos colgado ninguna foto de la suciedad en las calles ni de nada que os pueda hacer desistir de viajar a India.

La siguiente parada, y la úlltima, es Jordania.

¡Nos vemos allí!.

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