Por eso hemos dejado el cemento atrás y estos últimos días nos vamos de rurales. Carreteras secundarias, puebletes de pastel, y muchos, muchos árboles en un paisaje que no cansa.
Hemos ido a conocer la estación de esquí de Mont Tremblant. Es enorme y, aun sin nieve, muy bonita. Para llegar hasta allí hemos recorrido una carretera panorámica y muy turística con innumerables lagos. El deporte nacional es la pesca y la vela.
Antes de llegar a Mont Tremblant hemos hecho una parada en las famosas "Maison du sucre": cabañas en el bosque en las que destilan la savia del arce para convertirlo en el sirope de arce o maple (mmmmmm....).
Al volver de Mont Tremblant hemos hecho otra parada en el Parque faunístico Omega.
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