Después de alrededor de 600km atravesando los desiertos de Arizona, llegamos a dormir a Flagstaff. El clima ya ha cambiado y es de montaña ¡otra vez a sacar los abrigos!. Dormimos en un hotel que está en la ruta 66 y coincidimos con una pandilla de moteros (iban alrededor de 20 motos) que seguían al cabecilla y le vigilaban hasta la moto (está en el albúm) ¡cómo en las pelis!.
Tengo que confesar que abandoné a Jesús por el piloto, porque me ofreció un asiento a su lado en el helicóptero panorámico y eso es algo que no se puede rechazar.
Ojipláticos y sin habla bajamos del helicóptero; cuando volvimos en sí fuimos a recorrelo en coche y dando un paseo por los miradores.
Como fuimos por la parte sur no pudimos caminar por la famosa plataforma sobre el vacío, pero fue igual de impactante.
De vuelta a Flagstaff, a confraternizar con los moteros y coger fuerzas para el madrugón del día siguiente.
El día 10 lo comenzamos en la carretera con un viaje de 270km hasta llegar a Monument Valley, tierra de Navajos.
Amenizado todo por los cantos populares del navajo, al que solo le faltó bailar la danza de la lluvia, aunque nos la cantó (ver vídeo), pasarnos la pipa de la paz y presentarnos a su abuela, a la que conocimos en fotos (debía ser la abuela de todos los navajos, porque todos llevaban el mismo album de fotos).
Continuamos viaje hasta Farmington (Nuevo México) donde pasamos la noche, tras otros 270km de carretera.
Al día siguiente, más relajados, continuamos viaje hasta Santa Fe.
Pero esto merece capítulo aparte.
Os lo contaremos otro rato, ..... ¡después de tomar unos tacos y alguna margarita!.
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