Sabíamos que eran doce horas de travesía, lo que no sabíamos era que el ferry saldría dos horas tarde (fiel al estilo mexicano de trabajo con calma) y al llegar les costaría una hora de más vaciar el barco. En fin, con un calor horroroso y mal dormidos llegamos a puerto.
Habíamos reservado un hotel en Isla de Piedra, por lo que tuvimos que arrastrar las maletas desde el puerto hasta el embarcadero de los "water-taxi" .
Una vez en la isla tuvimos que esperar a que pasara por allí una camioneta y nos llevara hasta el hotel en la parte de atrás revueltos con las maletas y sujetándonos como podíamos debido a los baches del camino.
Pero la recompensa fue grande porque llegamos a un hotel nuevecito donde éramos los únicos clientes y donde nos han tratado fenomenal.
La playa es idílica, la única pega son los mosquitos que cuando llega su hora no dejan ni un cacho de carne sin inspeccionar.
Veníamos por una noche, pero dada la dificultad de la llegada y la tranquilidad del lugar hemos decidido quedarnos dos días más para poder hacer el vago a voluntad y regalarnos unas vacaciones.
A veces, desde el hotel nos llevaban a coger el "water-taxi" dando un "ryder" (en un quad), pero decidimos que lo mejor era hacer el trayecto andando ya que era corto y así no corríamos el peligro de dejarnos el culo en algún bache o caernos en un charco (menudo cuadro).
Os aseguramos que estamos en México y que aquí, en teoría, se habla español. Sin embargo, hemos tenido algún problema de adaptación al lenguaje y en alguna ocasión se nos ha quedado la cara de mico cuando nos hablaban.
Hoy estamos cogiendo (perdón) tomando fuerzas tirados en la piscina para mañana llamar al de la camioneta para que nos lleve a nosotros y a las maletas hasta el water-taxi y una vez en la otra orilla tomar una pulmonía que nos lleve a la Estación camionera (no para hacer mudanzas) y tomar el camión (autobús) que sale a Guadalajara.
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