miércoles, 20 de octubre de 2010

NAZCA


 

Para llegar a Nazca desde Lima elegimos un autobús semi-cama que partía a las 7,30 de la mañana. Era un viaje de 7h que se pasaron rápido, entre sueño y sueño y películas.

Llegamos con retraso (¡cómo no!) y nos instalamos en el backpacker. Fuimos al aeropuerto para contratar el vuelo que queríamos hacer al día siguiente para ver las famosas Líneas de Nazca.

!Que zumbaos estamos los turistas! En lo que va de año ya se han caído 2 aparatos ( uno en Febrero con 6 muertos y otro en Septiembre con 5 muertos) pero en el aeropuerto había overbookig para el día siguiente. Queríamos reservar con una compañía que sabíamos que tenía aparatos nuevos, pero esta compañía tenía todos los vuelos llenos, así que contratamos el viajecito con la compañía que estaba al lado (¡¡la suerte estaba echada!!).

Regresamos al pueblo y nos dimos un paseo. Nazca está en el  purito desierto (al igual que todo el camino desde Lima con excepción de algunos oasis), así que en cuanto desaparecía el sol hacía un frío que pelaba.


Esto no es Lima, así que las calles no estaban asfaltadas a excepción de la Plaza de Armas y la calle principal, había suciedad y polvo por todos lados y perros pulgosos deambulando por las esquinas e ignorados por todos.

Al día siguiente fuimos al aeropuerto y después de esperar una hora a que saliera nuestra avioneta nos dicen que han cancelado el vuelo porque alguien del Gobierno la está revisando y no está en buenas condiciones, como no tienen más que una no pueden volar y nos devolvieron el dinero. Así que nos pasamos a la ventanilla de la compañía que ayer nos dijo que no tenía plazas y …¡OH SORPRESA! ¡Ahora sí que tenía!. En fin, a la media hora estábamos subidos al avión y preparados para el vuelo.

 Sobrevolamos el desierto para ver las “Líneas de Nazca” que no se sabe quién, ni por qué, ni para qué fueron hechas en la tierra y que perduran desde hace siglos.






Vimos figuras como el mono, el astronauta, el colibrí, el cóndor, la ballena, el perro, las manos, el árbol, la araña, el pelícano, triángulos, líneas interminables….




                       

Cuentan que la señora María Reiche pasó toda su vida cuidándolas y limpiándolas.







Sin embargo creo que tuvo la ayuda de la climatología ya que el viento forma pequeñitos tornados que las mantienen despejadas de arena y como aquí no llueve nunca nunca nunca….







...... y como no podía ser menos, salimos vivitos y coleando del evento, porque por purita estadística...... si se han caído dos este año ya no toca otra hasta dentro de algún tiempo, y además después de cada accidente aprietan los supervisores a todas las compañías.

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