Desde Monkey Mia recorrimos la carretera hacia el norte y tras alrededor de 250km llegamos a Carnarvon para pasar la noche en una habitación con aire acondicionado y algún que otro "lujo" más, como un supermercado lo suficientemente abastecido como para encontrar bebida y comida.
Por el camino nos encontramos trozos de carretera inundados por las lluvias de diciembre, que, especialmente en Carnarvon, habían sido devastadoras según las fotos que vimos del antes y después de la lluvia en el centro comercial.
Al día siguiente salimos hacia Exmouth, pero hicimos una parada a mitad camino en Coral Bay, para ver si se podía hacer algún buceo, sin embargo lo dejamos para la vuelta.
Llegamos a Exmouth sin saber dónde íbamos ni lo que nos íbamos a encontrar: nada, algo o bastante. Resultó que es un pueblo que vive del turismo que acude a ver el coral en Ningaloo Reef, pero como ahora es temporada baja para ver peces grandes en cualquier buceo, está todo un poco parado y los parroquianos tienen pocas ganas de vender nada, así que lo del buceo lo dejamos para otro rato.
En Exmouth, nos hemos dedicado a ligar bronce en sus bonitas playas, principalmente en Turquoise Beach, de arena blanca superfina y aguas de color turquesa. No hay mucho más que hacer, excepto pescar, estar en la piscina del hotel y espantar moscas (esto no es una frase hecha sino la realidad).
Otro dato curioso es que hay unos habitantes paseando por las calles de lo más elegantes: emúes. ¡Es gracioso verlos pasear como si nada por las calle del pueblo o por la terraza del hotel!. Y al atardecer, los canguros se acercan hasta la ventana de la habitación y pasan un rato comiendo por los alrededores.
Hemos pasado aquí cinco días de descanso y ¡hasta hemos usado la barbacoa para cocinar! ¿será que nos estamos "australianizando"?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario