Seguimos subiendo hacia el norte por la Northwest Coast Road australiana y cuando llegamos a Kalbarry alucinamos.
El pueblo parece sacado de una película de Disney, es ..... perfecto: calles superlimpias, un paisaje muy bonito y una costa preciosa, aunque la mejor playa no estaba en el pueblo, y ....
...en la entrada del motel, por las noches, aparecían una docena de canguros wallaby de tamaño reglamento y tres enormes canguros rojos.
Íbamos a quedarnos una noche, pero decidimos pasar allí otra noche más para ver tranquilamente el Kalbarry National Park.
Este parque nacional está formado por una garganta en medio del "bush" (extensiones inmensas de matorrales y plantas bajas creciendo en una tierra roja y con canguritos saltando, típicamente australiano) hecha por el paso de un río que ha ido modelando meandros y formaciones extrañas en las rocas.
Hay senderos para pasear y poder contemplar la garganta desde diferentes ángulos.
No paseamos más que lo justo ya que la temperatura era de 40º, no había sombras y las moscas eran muy somardas, tanto que Jesús se compró un "sombrero repelente de moscas" (¡qué funciona!) y yo una tela mosquitera que se añade al sombrero ¡menudo cuadro!.
Sin embargo, hicimos unas fotos muy bonitas en un arco de piedra que llaman "Natural window"
También vimos unos acantilados muy impresionates. Aunque los vimos poco rato, ya que hacía un viento increíble. Además, las moscas no nos dejaban vivir.
Por la tarde nos acercamos hasta el campo de golf, que se anunciaba como campo de golf con greens de hierba ¡alucina! porque lo normal por aquí es que los greens sean de arena.
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