De Kalbarry a Monkey Mia hay alrededor de 400km de carretera recta, por un paisaje de tierra roja y bush. Se supone que íbamos por la carretera de la costa, pero el mar no lo vimos hasta que llegamos a Denham, en Shark Bay.
Hicimos una parada en Denham porque no sabíamos si quedarnos allí a pasar la noche o seguir hasta Monkey Mia. Nos pareció un pueblo muy pequeño, en la costa, pero sin playa. En el puerto había muchos barcos de pescadores (de profesión o como deporte nacional), incluso vimos que en el paseo había fregaderos con todo lo necesario para limpiar los peces recién pescados.
Decidimos continuar hasta Monkey Mia y quedarnos allí dos noches. En el camino nos encontramos con una playa paradisiaca llamada Shell Beach porque la arena era toda de conchas muy finas.
El primer golpe de vista fue sensacional. Sin embargo, estuvimos poco porque el calor era insoportable y las moscas más.
Seguimos carretera hasta llegar a Monkey Mia pensando que íbamos a otro pueblete, pero nuestra sorpresa fue que sólo era un camping enorme con alojamientos de varios tipos: caravanas, cabinas, backpackers, motel, apartamento... .
Nosotros nos alojamos en una cabina "shared ensuite", es decir, que compartíamos el baño con los visitantes de la cabina de al lado. Lo peor fue que pagamos bastante dinero por una habitación espartana con un miserable ventilador en la pared que no llegaba para bajar la habitación de los 30º. Así que el calor que hemos pasado ha sido monumental (bueno....,ya sabemos que estáis pasando frío, pero todos los extremos son malos...).
Estas penurias se compensaron con creces cuando bajamos a la playa, que estaba a 25m y nos encontramos con un paisaje espectacular: una playa de arena blanca con agua cristalina que no cubría nada y estaba totalmente en calma ¡nos metimos en el agua a las cuatro de la tarde y no salimos hasta las seis!.
Estuvimos tanto rato porque nos acompañaban en el baño unos delfines que nadaban entre nosotros y que casi podíamos tocarlos ¡ESPECTACULAR!.
A la mañana siguiente madrugamos porque a las 7,30 de la mañana la familia de delfines se acercaba a un punto en la playa para que les dieran de comer. Los que fuimos a verlo nos colocamos en la misma orilla del mar y ellos se acercaban casi hasta nuestros pies y nos miraban con curiosidad.
¡IMPRESIONANTE!. (Hasta Susana que es incapaz de acariciar un perro les dio de comer en la boca)
Todos los días hacen el mismo show, pero esta familia de delfines vive en esta bahía en estado salvaje y se acercan a lo largo del día a la playa,nadando y curioseando entre los bañistas. Según nos han contado es un comportamiento poco frecuente entre los delfines y esta familia es la única en el mundo que se comporta así.
Nos olvidamos del circo de los delfines que vimos en Paihia en alta mar y de lejos y nos quedamos con este momento en que compartimos la playa con los delfines y nadamos con ellos.
Hemos pasado día y medio de playa, playa y de estar a remojo, hasta hemos snorkeleado, pero esta costa no es buena para esto, ya que hay poca visibilidad y pocos peces que ver.
Os dejamos con un vídeo de los delfines. En el álbum hay colgadas más fotos y vídeos.
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