lunes, 27 de diciembre de 2010
ROTORUA
Desde Dargaville a Rotorua recorrimos alrededor de 400km, la mayor parte de ellos por autopista.
La parte que recorrimos por carreteras comarcales fue, también, muy bucólica y rústica ¡menudas casitas tienen esta gente en medio de la nada!.
La primera parada la hicimos en Matakohe para ver el Museo del Kauri. Un sitio precioso y un museo etnológico muy interesante, donde aprendimos muchas cosas sobre estos árboles y la vida de esta gente cuando estaba permitida la tala y la recogida de resina.
Continuamos viaje hasta pasar Auckland y allí paramos a comer. Estamos otra vez en tierra donde el sandwich y una hoja de lechuga es el mejor alimento que conocen para subsistir al mediodía. Así que nos comimos un "suculento" sandwich de salmón y ¡otra vez a la carretera!.
Llegamos a Rotorua todavía de día, así que después de vaciar el coche de trastos nos fuimos al centro. Era domingo, por lo que seguimos con todo cerrado y con la gente recogida en su casa, pero nos dimos un paseo por el parque donde había una casa-museo preciosa e hicimos un pequeño recorrido por las calderas y geiseres de los alrededores.
Rotorua es una ciudad fundada en el centro de una caldera gigantesca de volcanes, con un lago volcánico y un montón de fumarolas por todos lados. ¡A lo mejor aquí les sale gratis la calefacción!. Lo malo es que desprenden mucho gas sulfídrico y huele todo fatal. Sin embargo, es una ciudad limpia y ordenada con edificios bonitos.
Al día siguiente fuimos a Wai-o-tapu ("Agua sagrada" en maorí) , que es una zona de alta actividad hidrotermal en el área de Taupo. Todo está practicamente cubierto de cráteres derrumbados, piscinas de agua amarilla y verde (por el sulfídrico y el arsénico) hirviendo y con fumarolas de vapor, que forman un paisaje lunático y raro.
El espectáculo comenzaba en el geiser "Lady Knox", donde hay un anfiteatro para que la gente se siente a ver la actuación de un guarda del parque que echa al agujero una bolsita de "polvos mágicos" y lo activa, haciendo salir cantidad de agua y gas.
Aunque, después de ver los géiseres de Yellowstone, esto no tiene color.
Después, hemos dado un largo paseo siguiendo los senderos marcados para recorrer los lagos y otros geiseres, así como el paisaje que forma el agua cuando discurre por la tierra.
La tarde la hemos pasado jugando al golf en un campo con fumarolas y paseando por la ciudad, que como en toda ciudad neozelandesa, a las cinco de la tarde ya estaba todo cerrado.
El tiempo se fastidió por la tarde y empezó a llover, así que nos retiramos al hotel para tener tiempo de escribir el blog, aprovechado que tenemos buena conexión a internet (¡que esa es otra!).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario